El Caño Martín Peña, es un cuerpo de agua con una longitud de 3.75 millas, discurre por el corazón de la capital de Puerto Rico. Este conecta otros dos cuerpos de agua, la Laguna San José con la Bahía de San Juan, enlazando las lagunas, humedales y canales entre Piñones, Loíza y Toa Baja, donde se fusionan los ríos con el mar. El Caño Martín Peña forma parte del Estuario de la Bahía de San Juan, uno de los 28 estuarios reconocidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) como de gran importancia. A lo largo del estuario se concentran importantes recursos naturales, comerciales y turísticos como el principal centro portuario, el principal aeropuerto internacional, hoteles, centro financiero, comunidades centenarias y centros urbanos. A principios del siglo XX, el Caño era un espacio natural único, con bosques tupidos de mangle que albergaban abundante biodiversidad. Ante la situación de extrema pobreza, las pocas oportunidades para de sustento en la Isla y con la llegada de la industrialización, miles de campesinos emigraron a la ciudad de San Juan en busca de trabajo. Así fueron ocupando los espacios alrededor del Caño, y en muchos casos asistidos por el Gobierno, comenzaron a rellenar los humedales a lo largo del Caño para tener una “tierra” sobre la cual levantar sus hogares. El proceso histórico de asentamientos informales fomentados por sucesivos gobiernos no incluyó alcantarillado sanitario. Hoy, miles de viviendas y edificios de la ciudad descargan en el Caño sus aguas sanitarias, por lo que hay altas concentraciones de coliformes fecales, basura y otros contaminantes. Además, las comunidades contaron con muy poco o ningún acceso a infraestructura eficiente de agua potable, sistema pluvial, sistemas eléctricos, etc.